A veces, innovar lleva tiempo. El camino de Straw fue todo menos recto: lleno de giros, preguntas y pausas intencionadas. Pero al mantenernos fieles a nuestra promesa —sin comprometer la calidad de la luz ni la estética— abrimos un nuevo capítulo en iluminación lineal. Uno que se siente bien desde el primer momento.
Jeffrey piensa en formas — líneas limpias, geometrías puras y ese punto justo entre simplicidad y complejidad. Con la lógica de un ingeniero y el ojo de un diseñador, pule hasta que solo queda lo esencial. Para él, el buen diseño no suma, resta con intención.
Straw es el reflejo de esa filosofía. Un tubo de 60 mm que esconde su inteligencia, pero se adapta, gira y se conecta con libertad en cualquier espacio.
Dar vida a Straw fue el reto de Jelle. Como ingeniero de desarrollo, tuvo que convertir ese diseño audaz en un producto técnicamente sólido y comercialmente viable. Cada componente debía funcionar a la perfección y permanecer oculto.
Cuando vi por primera vez el boceto de Jeffrey, me emocioné mucho. Luego vi la lista de funciones y parecía imposible. Más de 50 requisitos, todo dentro de un diámetro de 60 mm. Un diseño puro, pero con muchísimas exigencias. Jelle Busschaert Development Engineer
Con Straw, la calidad de la luz fue lo primero. Antes de tocar la parte mecánica, Jelle se centró en crear un haz perfecto: eficiente, apto para oficinas y con una estética refinada.
Nada de piezas estándar. El equipo diseñó su propio sistema óptico, adaptando cada componente para satisfacer las necesidades espaciales y visuales. El resultado: una luz potente, sin deslumbramientos y con una firma visual propia.
Resuelta la luz, tocaba la mecánica. El sistema debía ser modular, preciso e invisible. Capaz de girar, extenderse sin fisuras y suspenderse sin ser visto.
Straw es un sistema modular personalizable, basado en un mecanismo de clic intuitivo. Las unidades se encajan sin esfuerzo, con rotaciones perfectamente medidas.
Straw se desarrolló durante 3,5 años, con pruebas en cada etapa. No solo para cumplir normas, sino para preparar el producto para un uso real.
Estas pruebas también apoyan nuestro compromiso con la sostenibilidad: alargar la vida útil, reducir fallos y garantizar fiabilidad a largo plazo.
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